martes, 19 de marzo de 2013

Ardor guerrero

            Acabo de ver el vídeo que muestra a tres soldados españoles pateando a un detenido iraquí en Diwaniya difundido el periódico El País. He estado dos días resistiéndome a verlo. Sabía lo que contenía. El abuso, la violencia gratuita y la ocupación militar me encogen el estómago y me producen nauseas.

            Durante años hemos oído, no sólo a los responsables gubernamentales, también a los mass-media, alabar a “nuestras fuerzas militares en misión de paz”. Recientemente se han cumplido veinticinco años de “misiones de paz del ejército español”. También hemos podido ver anuncios de televisión en los que te proponen aprender un oficio, estar en contacto con la naturaleza y contribuir a la paz mundial y la generalización de los derechos humanos… con un fúsil en las manos.

            En Navidad las cadenas de radio hacen su pequeña contribución, conectan con alguna base española en el extranjero, entrevistan al comandante en jefe, dan recuerdos para la tropa de parte de “todos los españoles”…

            Decía que sabía lo que contenía el vídeo antes de verlo. Creo que para nadie puede ser una sorpresa. La sorpresa puede ser que exista (el vídeo), que se haga público; los malos tratos y la tortura los damos por supuestos. Es como el valor, al soldado se le presupone.

            Por supuesto, dicen: “se investigará”, pero también: “hay que comprobar la autenticidad de la grabación”. No creo que se juzgue, si se llega a juzgar no creo que se condene y si se condena no confío en que se cumpla la condena, para eso están los indultos.
             Un responsable militar se vanagloriaba hace poco de que las tropas españolas eran las únicas del mundo que no contaban con denuncias por abusos, maltratos, torturas… ¡vana gloria! Gloria efímera, asentada en el hecho de que aún no se había difundido la vergonzante realidad. ¿Quién podía pensar que las tropas españolas fueran mejores, más humanas que las de cualquier otro país?

            Vuelvo al vídeo. Parece ser que es de hace diez años. ¿Qué quieren decir con eso, que desde hace diez años ya no actúan así? O tal vez que llevan diez años haciéndolo impunemente. Ya se ha hablado de prescripción. ¿Dónde están ahora esos soldados? ¿Seguirán en el ejército? Tal vez, hayan hecho carrera o estén en la reserva. Puede que sean ejemplares “padres de familia” y ese grado de violencia sólo lo empleen en el “trabajo”. Dicen que existía un manual titulado: “Procedimiento de detención y actuación con el personal detenido” en el que expresamente se indicaba que durante y después de la detención se emplearía la violencia mínima imprescindible. No esperaba que dijera lo contrario. Supongo que hay unos procedimientos escritos y otros que no lo están o tal vez sea que en los manuales del(os) ejército(s) una cosa es la letra y otra el espíritu de la misma. El destinatario de dichos manuales sin duda sabe qué significa “la violencia mínima imprescindible” o “respetando en todo momento los derechos del detenido”.