lunes, 7 de mayo de 2012

El pluralismo griego perturba a los “demócratas” europeos

            Me ha costado enterarme de los resultados electorales en Grecia. Oigo que ha sido un desastre (obviamente, eso es opinión, no información). Oigo que los, hasta ahora, partidos mayoritarios se han llevado un buen varapalo. Oigo que suben las formaciones de extrema izquierda y ultraderechistas…
            Finalmente encuentro datos: Los conservadores de Nueva Democracia 108 escaños. La coalición de izquierdas Syriza 52 escaños. Pasok 41 escaños. Griegos Independientes (derecha antieuropea) 33 escaños. KKE (comunistas) 26 escaños. Los neonazis de Amanecer Dorado 21 diputados. Izquierda Democrática 19 escaños. Total 300 escaños.
            Se diría que Nueva Democracia obtiene una importante minoría mayoritaria. Y así es en el parlamento, pero no en las urnas. El apoyo electoral de Nueva Democracia sólo le da para 58 escaños. Los otros 50 se atribuyen “graciosamente” por el peculiar sistema electoral griego a la lista más votada. Lo cual es una forma como otra cualquiera de pervertir los resultados electorales. Sin duda, el argumento es la estabilidad del sistema; el precio a pagar por esa estabilidad es la representatividad del parlamento.
            En estos momentos los analistas políticos neoliberales y europeístas están lamentando que la suma de Nueva Democracia y Pasok (los dos partidos que han gobernado alternándose en el poder durante los últimos cuarenta años, y que han aceptado todas las imposiciones franco-alemanas ante la virtual quiebra del país) se queda a tan sólo dos escaños de la mayoría absoluta que les permitiría seguir mangoneando, ¡uy! perdón, mandando. Nada dicen de que, con el apoyo recibido, les corresponderían 99 escaños (de 250). Sí que reconocen, con hondo pesar, que Syriza se ha convertido en la segunda fuerza más votada, muy por delante del Pasok y a sólo dos puntos de Nueva Democracia.
            Las elecciones griegas nos han mostrado el pluralismo político del pueblo griego. Algo (el pluralismo político) que la Constitución Española considera uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico, pero que los muy constitucionalistas analistas políticos y políticos analistas consideran que no debe ir más allá de un simple enunciado, en Atenas y en Madrid.
            Caben hacer más consideraciones. Un parlamento con siete grupos políticos, tres netamente de izquierdas, dos de extrema derecha y los dos centristas y descentrados que han llevado el país a la bancarrota; que previsiblemente no alcance ningún acuerdo para la formación de un gobierno y se disuelva en unos días para proceder a una nueva convocatoria electoral. Previsibles maniobras, chantajes y/o sobornos de la UE para que ganen “los que tienen que ganar” y así acceder a la siguiente fase de ese rescate eterno que, en realidad, los griegos y griegas ni han pedido ni les conviene.

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