lunes, 20 de febrero de 2012

Carta abierta a Cospedal

            Señora Mª Dolores de Cospedal:

            Me permito hacerle unas aclaraciones motivadas por sus recientes declaraciones en defensa de la reforma laboral que el gobierno de su partido ha pergeñado.

            Es más que pretencioso afirmar que el país les respalda, porque han ganado unas elecciones recientemente. La reforma laboral no tiene el apoyo de todo su electorado y sin duda tiene el rechazo de quien no les votó. Me permito afirmar que no tiene el apoyo de su electorado porque en su programa no se recogían muchas de las modificaciones que contiene esta reforma, como tampoco incluía una subida del IRPF, más aún la posibilidad de una subida del IRPF fue expresamente negada por el cabeza de lista de Madrid y actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por lo que se puede afirmar que mintió en la campaña electoral.

            Por otra parte, decir que esta reforma se hace “para ayudar a más de cinco millones de personas que en nuestro país no pueden trabajar” es una tremenda irresponsabilidad. Enfrenta a las personas desempleadas con las personas trabajadoras en activo. Pero las enfrenta usted, porque la reforma no creará empleo.

            La reforma facilita y abarata el despido de quienes ahora están trabajando, pero quienes les sustituyan lo harán en unas condiciones que difícilmente les permitirá ganarse la vida. Las personas jóvenes que consigan acceder a un puesto de trabajo (puesto de trabajo del que previamente habrá sido despedida por poco dinero una veterana –este es el conocido efecto sustitución-), más pronto que tarde, serán despedidas (ese despido podrá llegar incluso antes de un año, que es el periodo de prueba en el cual despedir además de libre será gratis). En la medida que este nuevo ordenamiento se consolide la vida laboral de trabajadores y trabajadoras sufrirá un efecto Guadiana, con una interminable sucesión de contratos y despidos que les hará la supervivencia imposible al combinar periodos de trabajo mal pagados con temporadas de desempleo sin cobertura, para concluir sin poder acceder a una pensión de jubilación dado el reciente alargamiento del periodo de cotización para generar derecho a una pensión.

            En fin que para terminar con esa “terrible dualidad” que había en el mundo laboral con trabajadores fijos con antigüedad y “blindados” por una indemnización legal de 45 días por año trabajado y un tope de 42 mensualidades, y los jóvenes que no pueden acceder al mercado laboral y cuando acceden pueden ser despedidos por poco dinero; no hacía falta rebajar la indemnización por despido improcedente a 33 días por año trabajado con tope de 24 mensualidades. Bastaba con haber generalizado la indemnización de 45 días por año trabajado igualando a todos “por arriba”. Y es que el objetivo de esta reforma no es favorecer a jóvenes y desempleados frente a mayores y empleados, sino favorecer al empresariado a costa de las personas trabajadoras.

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