viernes, 15 de junio de 2012

Desgobierno de Navarra

Llegó el día que nadie pensaba que llegaría. Año 2012, comienzos del segundo milenio después de Jesucristo, las certezas de la humanidad están cuestionadas, el capitalismo como el menos malo de los sistemas, la indisoluble integridad de la nación española, el euro como moneda común de la Unión Europea. Todo parece tambalearse menos el gobierno de coalición, cohabitación o concubinato (que de todas estas formas ha sido denominado) entre UPN y PSN ha llegado a su fin. Y sin embargo, en la madrugada del 15 de junio, la Presidenta de Navarra y de UPN ha cesado al vicepresidente del Gobierno y Secretario General del PSN. Grandes desgracias se ciernen sobre la Navarra Foral y Española.
La película de los hechos tiene algo más de dos semanas, cuando el vicepresidente Roberto Jiménez, por enésima vez, quiso marcar las distancias con sus socios de gobierno. En realidad este patético espectáculo ha durado una año entero, desde la constitución de un gobierno en el que el PSN siempre trató de hacerse valer sabiendo que ningún otro grupo parlamentario podría sostener a UPN en el gobierno y a la vez jugar a ser oposición dentro del gobierno.
Ahora, la presidenta destituye al vicepresidente y pretende que el pacto de ambos partidos podría mantenerse, que el desleal sólo ha sido el vicepresidente. Pero se antoja harto difícil que se mantenga el pacto cuando su principal valedor queda fuera del mismo. De hecho los otros dos consejeros del PSN ya han dimitido y es de suponer que otros altos cargos de la administración como José Mª Vázquez, Director General de la Agencia Navarra de Emergencias o Elma Saiz, directora del Instituto Navarro de Igualdad y Familia tendrán que renunciar a los sustanciosos emolumentos que conllevan sus cargos de libre designación.
A pesar, del acontecimiento que todo el mundo pensaba menos probable que el Armagedón, luce el sol, la gente no parece histérica, de hecho ya se levantan voces pidiendo la dimisión del Gobierno en pleno y sobre todo que no se constituya otro. Que nos dejen sin gobierno al menos un año, dicha que ya pudieron experimentar en Bélgica dónde la economía mejoró notablemente en los 500 días que estuvieron "desgobernados". 

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