jueves, 7 de junio de 2012

¿Estados Unidos de Europa? No, gracias

            Debería hablar de Bankia. De su quiebra. De los sueldos, dietas e indemnizaciones por cese a sus consejeros. Del fraude que supone la nacionalización de sus pérdidas y de la estafa social con su prevista privatización una vez saneada. Del nombramiento de José Ignacio Gorigolzarri como Presidente de Bankia y de los 23.450 millones de euros que ha pedido para reflotar la compañía. Valiente experto, con semejante inyección económica yo también, decía el otro día una comentarista Si los depósitos están garantizados, los accionistas deben corren con las pérdidas de la entidad como antes disfrutaron de sus beneficios, o ¿no corren con el riesgo y ventura de sus inversiones?
            No seguiré con este asunto, ¿qué podría decir que no se haya dicho ya?
            Hablemos de Europa. De la crisis en Europa, de la crisis de Europa, de la crisis de la Unión Europea. A menudo se afirma que hay que avanzar en la integración europea, y ponen como ejemplo a los Estados Unidos de América.
            EEUU es un país joven, sin historia; construido sobre un vasto territorio. Diversas oleadas de inmigrantes llegaron para colonizar una tierra vacía, mejor dicho vaciada, ya que exterminaron a la población autóctona. La mayoría de los colonos eran anglosajones e impusieron su lengua y su religión. Italianos, irlandeses, alemanes, franceses, españoles, chicanos, hispanos, afroamericanos (descendientes de la población centroafricana capturada, trasladada y esclavizada en América) asumieron el idioma mayoritario como lengua común y conformaron una nación única a la vez que diversa de la que todos se sienten orgullosos. 
            Europa tiene veinte siglos de historia. Ni la inmigración, ni la emigración ha modificado cuantitativamente su composición étnica. No en comparación con EEUU y tampoco para hacernos más homogéneos, los portugueses tienen inmigrantes brasileños y de Cabo Verde, los alemanes turcos, los ingleses paquistaníes, indios y de todos los territorios que compusieron su imperio, al igual que los franceses… Cada estado tiene su propio idioma (incluso hay idiomas minoritarios), cada estado tiene una religión mayoritaria (aunque el confesionalismo esté superado). Cada pueblo y nación tiene su historia y cultura propias, la interrelación de unas naciones y otras a menudo tiene que ver con las guerras en las que se han enfrentado. Europa tiene veintisiete estados (y alguna nación más). En algún momento pensaron que con una extensión de 4.324.782 km² y 500 millones de habitantes Europa sería un agente económico tan importante como EEUU. Crearon una moneda común (no para todos, significativa es la no incorporación del Reino Unido -60 millones de habitantes-), un espacio de libre circulación de mercancías y no tan libre circulación de personas (existe el acuerdo Schengen que flexibiliza los controles fronterizos entre los estados adheridos hasta que a algún presidente se le ocurre suspenderlo para los nacionales de otro estado). Pero siguen existiendo veintisiete gobiernos soberanos, ordenamientos jurídicos, políticas fiscales...
            En EEUU, hay un idioma oficial y mayoritario, una bandera, un himno y un acendrado sentimiento patriótico común a todos los grupos sociales y raciales. En Europa ¿Cuál podría ser ese idioma? ¿el de lo 80 millones de alemanes, el de los 65 millones de franceses, italiano, español? No propondremos el inglés como idioma mayoritario habida cuenta de que los británicos ni siquiera comparten la moneda única. No es la falta de un idioma común el único de los problemas para una unión política. Ni una clase política sin altura de miras que no quieran ceder su cota de poder. Somos los ciudadanos y ciudadanas europeas. Nadie está dispuesto a decir ya no somos italianos, españoles o irlandeses, nuestra bandera es azul con estrellitas amarillas. Ya no me dicen nada Garibaldi, los Reyes Católicos o Michael Collins. Los franceses dejarán de celebrar el 15 de julio. ¿Cuál sería el 4 de julio europeo? 
            Europa ni puede ni quiere construirse a imagen y semejanza de EEUU. Europa es un edificio de pisos en el que en cada vivienda habita una pequeña familia. EEUU es una mansión en la que habita una única familia pero que de ninguna manera podría acoger a veintisiete pequeñas familias.

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