jueves, 25 de agosto de 2011

MUERA EL SÁTRAPA, VIVA LA DEMOCRACIA

 
La primavera árabe llegó a Libia el 15 de febrero, y ya el 26, la ONU aprobó un paquete de sanciones (incluyendo un embargo de armas) contra el régimen encabezado por el coronel Muamar el Gadafi.
Gadafi se mostró indignado con occidente. El reconocimiento en 1999 de su responsabilidad por el atentado de Lockerbie (1988) y la entrega de dos agentes libios para que fueran juzgados en Escocia, así como el pago de 28.000 millones de dólares para compensar a las familias de las víctimas le abrieron las puertas de la comunidad internacional. Aquel mismo año la ONU levantó el embargo que pesaba sobre Libia y en 2003, el entonces presidente español José María Aznar, inició las visitas oficiales de mandatarios extranjeros. Ya en 2006, EE.UU. excluyó a Libia de su famosa lista de organizaciones y estados terroristas y Gadafi ofreció apoyo a los EE.UU. para labores de “contraterrorismo” en África, lo que posibilitó las operaciones militares estadounidenses en el Sáhara libio.
Gadafi estaba perplejo. La comunidad internacional le había abandonado. ¿Dónde habían quedado los acuerdos comerciales millonarios con las distintas potencias occidentales?. La visita que hizo en 2007 a estado español concluyó con acuerdos valorados en 11.500 millones de euros para el estado español, compra de armas y tecnología. Infraestructuras para tratamiento de aguas, exportaciones de petróleo y gas natural… ¿Y Alemania e Italia, a las que suministra el 15% y el 50%, respectivamente, del gas que consumen? ¿Y Francia? ¿Acaso no le pagó él la campaña electoral a su presidente, Nicolás Sarkozy?
El embargo de armas se transformó en una exclusión del espacio aéreo y esta en unos bombardeos por parte de la OTAN para facilitar la campaña por tierra a los “rebeldes”. Seis meses y cientos de muertos  después, los rebeldes han entrado en Trípoli. Se desconoce el paradero de Gadafi, a cuya cabeza el Consejo Nacional de Transición ha puesto precio.
De igual manera que los gobiernos, de un día para otro, pueden dejar de respaldar un régimen, olvidarse de los acuerdos comerciales y diplomáticos que han mantenido durante años y declarar prófugo al presidente de una nación amiga hasta el día anterior; la prensa y los comentaristas políticos ponen en la picota a quien no mencionaron durante todos esos años en que sus gobiernos confraternizaron con el dirigente político declarado enemigo de la “democracia”. El singular jefe de estado de ayer pasa a ser un perverso sátrapa. Así, durante estos seis meses hemos visto como se ha “glosado” la figura de Muamar el Gadafi. Hoy he leído un articulito de una columnista, a quien no haré el favor de mencionar, de apenas 3.000 caracteres, (600 palabritas) entre las que ha sido capaz de incluir: cruel y excéntrico, régimen despótico y asesino, vetusta tiranía, sátrapa con crímenes contra la humanidad, padrino del desierto, absolutismo abyecto. Vamos el “caca, pedo, culo, pis” del parvulario. ¿Desde cuándo este régimen despótico, de un absolutismo abyecto, ha sido dirigido por un sátrapa que cometía crímenes contra la humanidad?, cuando firmaba contratos millonarios e instalaba una haima en mitad de la Castellana ¿no era un excéntrico a quien hubiera que llevar al Tribunal Internacional Penal de La Haya ? Muamar el Gadafi derrocó al rey Idris en 1969, se hizo “malo” en 1977 con el Libro Verde y la conversión al socialismo del régimen libio, se redimió con el pago de una indemnización millonaria a las víctimas de Lockerbie y por arte de birlibirloque, en una aciaga semana de febrero de 2011,  volvió a ser un criminal y un genocida para todos aquellos que no osaban la menor crítica al país con la renta per cápita más alta de Africa. ¡Muera el sátrapa. Viva la democracia!
 
 





No hay comentarios:

Publicar un comentario